Aunque Twitter se ha consolidado como un medio para mantenerse informado sobre lo que ocurre en el mundo en tiempo real y para las marcas se ha convertido en un canal más de su estrategia de comunicación, en realidad estas no son las únicas funciones que presenta la plataforma de microblogging. De hecho, un estudio publicado en el último número de la revista Science Advances confirma la utilidad de la red social en los casos de catástrofes naturales.
Según el grupo de investigadores liderado por Yury Kryvasheyeu, cuando ocurre algún desastre es posible dilucidar, gracias a Twitter, cuáles son las zonas más afectadas, dado que cuanto mayor sea el daño en un área concreta, mayor es el número de mensajes que publican los usuarios que se encuentran allí.
Los investigadores defienden que gracias a esta relación los servicios de emergencias pueden saber a qué zonas enviar antes las ambulancias o equipos de rescate. Pero sus conclusiones van más allá: gracias al impacto de una catástrofe en Twitter es posible estimar el coste económico de lo sucedido.
Esteban Moro, matemático de la Universidad Carlos III que ha participado en el estudio, cree que lo que evidencia esta investigación es que si Twitter se utiliza bien, se puede extraer información valiosa en tiempo real que puede servir incluso para anticipar algunos problemas. “Lo bueno de las redes sociales es que [los científicos] contamos con una especie de sensores ahí fuera [sus usuarios] que están dando información en cada momento: mensajes, fotos, vídeos”, explica en El País.
Los investigadores se basaron el caso del huracán Sandy, que en 2012 acabó con 219 personas y generó 50.000 millones de dólares en pérdidas. “Vimos que, después de que Sandy tomase tierra en las zonas de Nueva York, se publicaban más tuits por persona en las zonas que luego se comprobó que habían sido más castigadas”, señala en declaraciones a El País Manuel Cebrián, del laboratorio de Dinámicas Humanas en Melbourne (Australia), que también ha participado en el estudio.
Analizaron cientos de millones de tuits emitidos desde las zonas en las que el huracán había azotado. Un riguroso trabajo, ya que lo primero que tuvieron que hacer fue seleccionar cuáles se referían al huracán entre toda la marea general de tuits. A continuación, identificaron los que pedían ayuda a las administraciones y cruzaron los datos con los informes de los peritos que establecen las indemnizaciones.
Pero lo novedoso es que, explica Cebrián, a partir de tres realidades “directamente relacionadas” (lo que la gente cree que está pasando, lo que pasa de verdad, y lo que Twitter capta) se puede predecir el daño objetivo causado en base a opiniones subjetivas.
A pesar de ello, los científicos recalcan que hay que tener cautela con este método, que en realidad es un complemento más al resto de herramientas que examinan catástrofes. Además, Cebrián añade que con estos análisis solo se podrán obtener “conclusiones sólidas” si en las zonas afectadas Twitter está lo suficientemente implantado. En el caso del huracán Sandy no ha habido problemas porque Twitter es muy utilizada en todas esas áreas.
Por ello abogan por utilizar este sistema solo en regiones similares a Estados Unidos en cuanto a geografía, demografía, nivel económico y penetración de Twitter. Europa y Australia serían dos ejemplos, según Cebrián, que no se atreve a trasladar el método a otras zonas.
Cabe recordar que los científicos Cebrián y Moro ya elaboraron un estudio pionero para examinar cómo se tuitea en España, cuya conclusión principal fue que la coyuntura económica es el factor más influyente a la hora de enviar mensajes de 140 caracteres y que existe una innegable relación entre las tasas de desempleo de las regiones y la forma y frecuencia de comunicación a través de la red social de microblogging: mientras mayor es el número de desempleados, más se usa Twitter.
Fuente: marketingdirecto